Cuando las palabras, como los individuos,
en los hechos y en las verdades,
resultan sonoras, altivas…
alejándose en si de la concordia, de la suave charla,
de la simpleza de todas las cosas,
resultan mudas, vanilocuentes, fuera de contexto,
hasta la irrealidad de resultar mediocres.
Galilea 2010
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