Yo, Antonio, nacido un día
no importa de qué mes o año,
tengo la misma edad
que el hombre sobre la tierra.
No he sido niño;
nunca tuve esa pelota.
Tuve padres, sus caricias,
lo único bueno que he tenido.
Pero nunca tuve esa pelota
que hace rodar la risa
de la ilusión a lo infinito.
Yo, Antonio, en vez de infancia
tuve hambre.
No he conocido a los dioses,
creo que me olvidaron.
Sé que sus conocidos tienen coches,
tuvieron libros
y aquella pelota que yo nunca tuve.
Ellos han sido niños.
Aprendí a hacer las letras
con los dedos sobre la arena.
Un día pedí un libro
a los reyes magos y, no sé,
debió perderse la carta.
Yo, Antonio, quise saber
y tuve hambre ...
No soy ladrón;
se me metió el trabajo
en la médula de mis huesos
cuando mis piernas estrenaban
sus primeros pasos.
Hoy llevo sobre mis espaldas
la herencia de todos los hambrientos
y no quisiera legarla
a ningún Antonio futuro.
Sueños para ellos,
dioses que no olviden,
carteros que sepan
el camino de los reyes,
y la risa de una pelota.
Feliz día
No hay comentarios:
Publicar un comentario